La conservación de nuestra bicicleta depende de nosotros, de nuestros hábitos, costumbres, y sobre todo de la calidad de las soluciones que utilicemos para evitarlo.
Nunca con emos en que “nunca me ha pasado nada”, puesto que habitualmente “nunca pasa nada, hasta que pasa”, es necesario extremar la precaución para que esa bicicleta que siempre nos presta un buen servicio, lo siga haciendo durante mucho tiempo.
No pensemos en que si la bicicleta es muy vieja, muy fea y muy mala, no nos la robarán nunca, habitualmente las ladrones van a lo fácil y rápido, y ellos y los que compran producto robado son los primeros en no valorar la calidad. El criterio que aplicará el ladrón será “que sea fácil de robar”.